De vídeos , forofos y gilipollas
No sé si habéis visionado el vídeo de la campaña de Metro de Madrid a favor del medio ambiente, en él se puede ver que un tal Lamela (consejero de transportes de la Comunidad de Madrid) propone a un hincha rojiblanco como el perfecto mequetrefe y a un madridista como el perfecto ecoaficionado.
No sé que me parece peor, que el vídeo describa una irrealidad increíble - metros en los que puedes ir sentado, leyendo tranquilamente en un día de partido -, que el terrorista medioambiental del Atleti consiga aparcar enfrente del estadio vikingo o si que todos los tontosdelculo de la directiva de transportes digan que no han visto el vídeo antes de que se haga público.
Lo que sí sé es que el Señor Lamela parece ser que es un gilí integral y vamos a demostrarlo con un demagogo ejemplo: imaginemos por un momento que me encargan hacer una campaña para informar sobre la pederastia en internet. Imaginemos que se me ocurre la brillante idea de diferenciar comportamientos eligiendo a un representante del PSOE y a otro del PP.
Imaginemos que en una animación flash caricaturizo al Señor Lamela y le pongo delante de un ordenador. Imaginemos que le ridiculizo masturbándose ante otra animación flash en la que se ve sexo entre adultos y niños. Imaginemos que además le gusta e imaginemos por fin un contraplano en el que la policía le detiene mientras que en pantalla se ve un cartelito que pone "Si fueses normal no estarías esposado"
En toda la animación anterior se entrecortan planos de , por ejemplo, Maru Menéndez reportando un banner pornoinfante a la policía y recibiendo loas por su honorable actitud.
Sigamos imaginando; mi animación se exhibe en una exposición en una biblioteca a pocos metros de la sede central del partido político del Señor Lamela. Mi jefe supremo - llamémoslo La Cólera de Dios - ve el asunto en un periódico y decide cesar a TODOS los responsables por debajo suyo, pero eso sí, dando una crema antiinflamatoria en el culo del Señor Lamela.
Se supone que ni el Señor Manuel Lamela Fernández ni ninguno de su partido político tienen que protestar y se han de quedar mudos, sordos y ciegos. Es más, si alguna vez me paso con mi animación cerca de la sede del PP, todos los peperos deberán aplaudirme o cuando menos ignorarme.
No soy un experto en sociología, pero si fuese de la cúpula dirigente del PP de la Comunidad de Madrid no me pasaría esta liga por el palco de El Calderón.
Esta foto la tomé durante un viaje a la Cadena Ser cuando el Señor Lamela se encargaba de la salud de los madrileños, en vez de seguir actuando como un andrólogo tocándonos los cojones debería ocuparse del cargo que ocupa; el de Consejero de Transportes. Miento, debería dimitir y si no, observen:
Por cierto, me gustaría poder escuchar lo que habría opinado de todo ésto un atlético como Carlos Llamas D.E.P.
5 comentarios:
No soy futbolera (perocomotemetasconelrayoterajocabrón), pero lo que me revienta de esta tamaña gilipollez es que NO dimite el memo de Lamela, sino el pringao que realizó el vídeo que LE ENCARGARON.
Presión: se ejerce de arriba a abajo, cagüen.
¡El último vídeo no funciona! Pues sí, yo como atlético me he sentido bastante ofendido por el anuncio. Habría sido muy fácil hacer ese anuncio bien, solo tendrían que haber hecho lo mismo pero sacando dos parejas de amigos, uno de cada equipo... y punto.
Ya está solucionado lo del vídeo. De youtube lo han quitado pero existe vida más allá de youtube.
Os aconsejo que aguantéis hasta el final - impresiona - (lo de Espe y Gallardón cayendo de bruces no tiene precio)
buenisimo el final del video, menuda leche se pegan pili y mili!!!
Me parece todo una ristra de gilipolleces, desde el video que es una mierda, pasando por lo políticamente correcto que se ha vuelto el mundo donde cada colectivo se queja de que es denigrado, maltratado y vilipendiado por cada anuncio (si en lugar de ser uno del atleti y otro del madrid hubiese sido un calvo y un melenudo, la asociación de calvos de España hubiese puesto el grito en el cielo), hasta, especialmente la actitud de la señora Aguirre, que en el más puro estilo pre democrático se carga a dedo al que menos culpa tiene.
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