9.8.12

Rajoy y el coste del papel higiénico. Snow Crash

Extracto de 'Snow Crash' de Neal Stephenson. Mientras que lo leía no he podido evitar pensar en los memorandos que irán circulando entre las altas esferas del PP. Éste podría ser un e-mail entre algún asesor de Ana Mato y alguno de Esperanza Aguirre.

*En el libro, la superinflación ha hecho que los billetes de mil millones de dólares o de un billón no valgan casi nada.


NUEVA REGLAMENTACIÓN SOBRE FONDOS COMUNES
Se me ha pedido que distribuya la nueva reglamentación respecto a la recaudación de fondos comunes en la oficina. El memorando adjunto es un nuevo subcapítulo del Manual de Procedimientos del MOGRE, que reemplaza el subcapítulo titulado INSTALACIÓN FÍSICA / CALIFORNIA / LOS ÁNGELES / EDIFICIOS / ÁREAS DE OFICINA / REGLAMENTACIÓN SOBRE DISTRIBUCIÓN FÍSICA / COMENTARIOS DE LOS EMPLEADOS /ACTIVIDADES DE GRUPO.
El anterior subcapítulo era una prohibición absoluta del uso de espacio o tiempo de oficina para actividades de recogida de «fondos comunes» de cualquier tipo, tanto permanentes (p.ej., fondos para el café) como esporádicos (p.ej., fiestas de cumpleaños).
Esta prohibición sigue estando vigente, pero ahora se ha adoptado una excepción única y extraordinaria para cualquier oficina que desee desarrollar una estrategia conjunta de gestión del papel higiénico.
Como introducción quiero hacer unos comentarios generales sobre el tema. El problema de la distribución de papel higiénico entre los trabajadores presenta retos inherentes para cualquier sistema de gestión de oficinas dada la naturaleza imprevisible de su empleo: no todas las transacciones de utilización de la instalación necesitan del uso de papel higiénico, y cuando se usa, la cantidad utilizada (número de cuadrados) puede variar ampliamente entre una persona y otra, e incluso para una misma persona, de una transacción a la siguiente. Esto ni siquiera tiene en cuenta el uso ocasional de papel higiénico para propósitos extraordinarios/creativos como maquillaje/desmaquillaje, gestión del derramamiento de bebidas, etc. Por esa razón, en vez de empaquetar el papel higiénico en pequeños paquetes de una transacción (como se hace con las toallitas húmedas, por ejemplo), lo que sería un derroche en algunos casos y resultaría insuficiente en otros, la solución tradicional ha consistido en empaquetar el producto en unidades de distribución a granel cuyo tamaño excede el número máximo de cuadrados que un individuo podría concebiblemente usar en una transacción unitaria (excepto casos de forcé majeure/ Esto reduce el número de transacciones en las cuales la unidad de distribución se agota (se acaba el rollo) durante la transacción, una situación que puede producir estrés al empleado afectado. Sin embargo, presenta al administrador varios retos, en tanto que la unidad de distribución es voluminosa y debe ser usada repetidamente por varios individuos diferentes si no se quiere desperdiciar.
Desde la implementación de la Fase XVII del Programa de Austeridad, se ha autorizado que los empleados traigan su propio papel higiénico de casa. Este enfoque es algo incómodo y redundante, dado que es habitual que cada empleado traiga su propio rollo.
Algunas oficinas han intentado responder a este reto instituyendo fondos comunes de papel higiénico.
Sin generalizar en exceso, puede afirmarse que una característica inherente e inmanente de cualquier fondo común de papel higiénico llevado a cabo a nivel de oficina, en un entorno (i.e., edificio) en el que los aseos públicos están distribuidos por pisos (i.e., en el que varias oficinas comparten una misma instalación) es que en los confines de cada oficina debe proveerse un espacio para el almacenamiento temporal de las unidades de distribución
de papel higiénico (i.e., rollos). Esto se deriva del hecho de que si las UDPH (rollos) se almacenan, mientras están inactivas, fuera del alcance de la oficina controlante (i.e., la oficina que ha adquirido colectivamente la UDPH), es decir, si las UDPH se almacenan, por ejemplo, en un vestíbulo o en el interior de la instalación en la cual se utilizan, estarán sujetas a «mengua» al ser consumidas por personas no autorizadas, bien como parte de un intento deliberado de hurto, bien a causa de un sincero malentendido, es decir, la creencia de que las UDPH son proporcionadas gratuitamente por la agencia operativa (en este caso el Gobierno de los Estados Unidos), o bien como resultado de una necesidad, como en el caso de un derramamiento de líquidos que amenaza equipo electrónico delicado y cuya gestión, pues, no admite demora. Este hecho ha llevado a ciertas oficinas (que permanecerán en el anonimato; ya sabéis quiénes sois, muchachos) a establecer depósitos improvisados de UDPH que actúan también como puntos de recogida de contribuciones al fondo común. Normalmente, estos depósitos adoptan la forma de una mesa, cerca de la puerta más próxima a la instalación, en la cual se apilan las UDPH o se disponen en otra configuración, con un cuenco u otro receptáculo en el cual los participantes pueden realizar sus contribuciones, y usualmente con un cartel u otro dispositivo de atracción de la atención (como un animal depelu-che o una caricatura) que solicita donaciones. Un rápido atisbo a la reglamentación vigentes mostrará que la colocación de estos receptáculos/expositores incumple el manual de procedimientos. No obstante, en interés de la higiene, moral y fomento del espíritu de grupo de los empleados, mis superiores han aceptado realizar una excepción extraordinaria de las regulaciones con este propósito.
Como con cualquier atraparte del manual de procedimientos, nueva o antigua, es responsabilidad de los trabajadores familiarizarse completamente con este material. El tiempo estimado de lectura de este documento es de 15,62 minutos (y no crean que no lo comprobaremos). Rogamos tomen nota de los puntos más importantes resaltados en este documento, a saber:
1) Los depósitos/puntos de recogida de UDPH están ahora permitidos, en periodo de pruebas; esta nueva política se revisará dentro de seis meses.
2) Deben gestionarse de forma voluntaria y según un esquema de fondo común, de la forma descrita en el subcapítulo concerniente a los fondos comunes de empleados. (Nota: esto significa que deben mantenerse registros y llevar cuentas de todas las transacciones financieras.)
3) Las UDPH deben ser traídas por los empleados (no gestionadas a través del correo) y están sujetas a la reglamentación habitual de registro y retención.
4) Se prohibe el uso de UDPH perfumadas, ya que pueden inducir reacciones alérgicas, dificultades respiratorias, etc., en algunas personas.
5) Las aportaciones de dinero en efectivo, como todas las transacciones monetarias dentro del Gobierno de los Estados Unidos, deben realizarse en moneda oficial de los Estados Unidos. ¡Nada de yenes o kongpavos!
Naturalmente, esto puede provocar un problema de volumen si la gente intenta usar el receptáculo de donaciones como vertedero en el cual deshacerse de fajos de viejos billetes de mil millones y de billón. El personal de Edificios y Terrenos está preocupado por los problemas de eliminación de residuos y el riesgo de incendios que pueden sobrevenir si empiezan a acumularse grandes montones de billetes de mil millones y de billón. Por tanto, una característica clave de la nueva reglamentación es que el receptáculo de donaciones deberá vaciarse todos los días, o con mayor frecuencia si se detecta que empieza a desarrollarse una situación de acumulación excesiva.
En referencia a este mismo asunto, el departamento de E y T quiere que haga mención del hecho de que muchas personas con un exceso de moneda de los Estados Unidos han intentado matar dos pájaros de un tiro usando billetes como papel higiénico. Aunque creativo, este enfoque tiene dos inconvenientes:
1) Atasca las cañerías.
2) Representa destrucción de moneda de los Estados Unidos, lo cual constituye un delito federal.
NO LO HAGAS.
En vez de eso, únete al fondo común de papel higiénico de tu oficina. Es fácil, es higiénico, y es legal. ¡Feliz fondo común!
MARIETTA